Cześć! ¡Hola desde Gdynia!
Soy Eva otra vez. Parece mentira que la última vez que escribí cómo iba mi experiencia de voluntariado llevaba tres meses y ahora sólo me quedan dos para terminar (estoy en un proyecto de 12 meses). ¡El tiempo de voluntaria pasa volando!
Para los que me leéis por primera vez, estoy haciendo un voluntariado en Centrum Nauki Experyment, un centro de ciencias en Gdynia, una ciudad polaca situada en la costa del mar Báltico y conocida por ser la ciudad más feliz de Polonia. Aquí, organizo talleres y actividades para niños y adultos. El objetivo principal es la divulgación y el acercamiento de la ciencia a toda la sociedad. Al principio me encargaba más de ayudar con la parte logística pero poco a poco pude proponer mis propias ideas para talleres y llevarlos a cabo. Últimamente los talleres se centran mayoritariamente en temas de ecología y vida sostenible.
Tras casi diez meses en esta ciudad ya puedo decir que sí, ¡he sobrevivido al invierno polaco! Han sido unos meses largos porque a las 4 de la tarde se hacía de noche y hacía bastante frío para estar en la calle. Fue tiempo de muchos juegos de mesa y de cocinar en casa con mis maravillosas compañeras de piso. Y por fin ha llegado el verano (que sería como una primavera española). Ahora es el momento de caminar por el paseo marítimo y de sentarse en la playa a aprovechar el sol.
Aparte del frío, otro de los mayores retos ha sido la barrera del idioma. Si bien es cierto que en mi día a día me comunico principalmente en inglés, siempre te encuentras con situaciones en las que sólo hablan polaco. No puedo decir que he aprendido completamente el idioma, más bien he aprendido a hacerme entender ¡y a ser una profesional del lenguaje corporal!
Todo se ve afectado por las circunstancias y por supuesto la guerra en Ucrania fue una de ellas. Al ser un país vecino, llegaron muchos refugiados y pasé unas semanas ayudando en los centros de acogida con segregación de ropa y alimentos que toda la población donó y cuidando de los niños que llegaban. Y aunque no fueron días fáciles, pues hubo mucha tensión y estrés, fueron días de mucho aprendizaje, de ayudar, de escuchar y entender a otras personas y de reflexionar.
Durante estos meses, además, he encontrado tiempo para viajar un poco, tanto sola como en compañía de otros voluntarios. He aprovechado para visitar pequeñas ciudades y pueblos que cuando normalmente no tienes la oportunidad de ver y que te acercan a la cultura y tradiciones del país.
Cada día que pasa estoy más convencida de que realizar un voluntariado fue una de las mejores decisiones que pude tomar. No es solo el proyecto que eliges, es la convivencia con gente de todo el mundo, es conocerse a sí mismo, es tener la posibilidad de que tus ideas no sean solo ideas, es crecer y, sobre todo, es aprender. Lo recomiendo a todos los jóvenes que quieran salir de su zona de confort y vivir una experiencia distinta aportando su granito de arena.
Un abrazo desde Gdynia.